Saltar al contenido

La mujer es clave en el impulso del mundo rural hacia una sociedad más tecnificada

La mujer ha estado siempre presente en el medio rural, y según las Naciones Unidas, las mujeres rurales, suponen una cuarta parte de la población mundial. Interesante dato, teniendo en cuenta que ocupan puestos como agricultoras, asalariadas e incluso empresarias. Hay una frase que resume muy bien el trabajo de las mujeres en este ámbito: “Labran la tierra y plantan las semillas que alimentan naciones enteras”.

Cuando el valor es crucial, también lo debería ser el reconocimiento del talento de la mujer. Pero los datos no dicen lo mismo. El informe ClosinGap, elaborado por CaixaBank, revela que con respecto a Europa, España está a cola en cuanto a inclusión del talento femenino en el mercado laboral rural, siendo el quinto país con la tasa de actividad rural femenina más baja (73,0%); el tercero con la tasa de empleo rural femenino más reducida (64,0%); y el segundo con mayor tasa de paro femenino rural (12,9%). Se intensifica la brecha de género situándose la precariedad laboral de la mujer en el medio rural en el 60,9% en cuanto a tasa de temporalidad frente al 52,0% en los hombres rurales; y el 13,9% la tasa de parcialidad de mujeres frente al 5,3% de los hombres.

Según datos del Observatorio sobre el sector agroalimentario español en el contexto europeo (Informe 2021), España se mantiene como la cuarta economía del sector agroalimentario de la Unión Europea, y representa el 9,2 % del PIB total de la economía española. Para el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, las mujeres del medio rural resultan determinantes para su vertebración territorial y social, y son un vector para la innovación y el emprendimiento rural. Sin embargo, en el medio rural todavía se mantienen escenarios de desigualdad entre mujeres y hombres en un grado más acusado de lo que ocurre en el medio urbano.

En comparación con el hombre rural, las mujeres rurales dedican 2 horas y 7 minutos más al día al hogar y la familia. Una desigualdad más que evidente, ya que esta desigual dedicación genera un coste de oportunidad para la economía de más de 38.500 millones de euros, es decir, el equivalente al 3,1% del PIB de 2019.

La apuesta por la digitalización del campo, la aplicación de las nuevas tecnologías y las posibilidades del teletrabajo, están convirtiéndose en una gran oportunidad de inserción de la mujer en interesantes puestos de trabajo e incluso ocupando cargos de responsabilidad. Una oportunidad potencialmente potente para revertir la despoblación del medio rural, pues posibilitaría el retorno en esa modalidad de teletrabajo, que viene funcionando en muchas empresas, incluidas las del sector agroalimentario. Pensemos en el impacto económico positivo que supondría, que las mujeres optaran y/o se decidieran por la formación en Big Data, la inteligencia aplicada a los datos, la agricultura de precisión, el asesoramiento a las explotaciones, que en gran parte ya se puede hacer en remoto, gracias a las nuevas herramientas digitales puestas en marcha, además de las que están por implantarse.

La aportación de la mujer al campo tiene un valor incalculable y con la llegada de la digitalización y la aplicación de las nuevas tecnologías, la elección de la formación es determinante, tanto reglada como no reglada. Optar por carreras tecnológicas y de ingeniería, en las que aún no llegan a representar el 50%, es sin duda, un aliciente para seguir avanzando y ganando posiciones. Esta apuesta supone para la sociedad un gran paso adelante en un sector económico crucial y que seguirá siempre a la cabeza en todo el mundo.

En sectores tradicionalmente masculinizados, la mujer se va haciendo hueco, ocupando puestos de gran relevancia. Mari Cruz Díaz, presidenta de la Asociación Nacional de Ingenieros Agrónomos asegura de que “la ingeniería necesita el 100% del talento, y no podrá lograr sus objetivos si sólo cuenta con el 50% masculino. En ese otro 50% está el talento femenino tan necesario”.

Existen ejemplos de mujeres relevantes en este ámbito, que han abierto camino para muchas otras. Así nos encontramos con la primera mujer en dirigir la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica de Córdoba, Rosa Gallardo. Ella asegura que «hay talento y la mujer debe aprovecharlo, pues el futuro es prometedor» y que “estar en el lugar que ocupa, es reflejo de la realidad que vivimos hoy en día, donde la presencia de mujeres en puestos de responsabilidad es cada vez mayor, aunque aún queda mucho camino por recorrer. Asimismo, siente todo el apoyo y la confianza de sus compañeros como algo que es esencial para poder asumir esta responsabilidad”.

Para ella, “la clave está en el reconocimiento mutuo de las fortalezas de cada una de las partes, y sobre todo en la confianza de la universidad en la empresa y de la empresa en la universidad. Esto es lo que favorece la creación de verdaderos ecosistemas de innovación, imprescindibles para generar desarrollo”. El centro que dirige y que nació del sector agrario ha ido evolucionando, trabajando con las empresas del sector y orientando la formación para ofrecer los profesionales que en cada etapa se han requerido. Esta forma de trabajar facilita la innovación y la transferencia de los resultados de la investigación.

Junto a la formación reglada, los profesionales del sector agrícola, precisan cada vez más, una formación complementaria, que le ayude a ser más eficientes en la toma de decisiones, para lograr incrementar la productividad. Cada vez el mundo agro se ve más obligado a producir más con menos, usando menos recursos. Esto sólo es posible si se toman las decisiones basadas en el uso de la inteligencia aplicada a los datos, de la interpretación de los mismos y mediante herramientas imprescindibles hoy en día en las explotaciones agrarias.

La tecnología ha llegado para quedarse y es un camino que en MASUR tenemos claro. Porque queremos ayudar a mejorar la rentabilidad de las explotaciones a través de una formación eminentemente práctica, sencilla, ágil. La formación es y será el gran aliado de las mujeres en el ámbito rural y les ofrece la oportunidad de lograr esos objetivos soñados. Porque somos parte de ese mundo, porque hemos avanzado y hemos formado parte de ello, confiamos en que no es sólo una alternativa sino más bien un camino seguro al éxito.

Artículos relacionados

Artículos relacionados

Artículos relacionados

Artículos relacionados

Artículos relacionados

Artículos relacionados

Artículos relacionados

Artículos relacionados

Artículos relacionados

Artículos relacionados